viernes, 23 de enero de 2015

Poema premonitorio.




Siento morirme de angustias devorado por los celos,
cual un ciego desdichado que su camino no ve.
Cual un ave mal herida que desciende de los cielos,
o el caminante extraviado que va perdiendo la fe.

Voy de amores perturbado por tu cariño sediento,
cual las ráfagas de un viento que aúlla su trasegar.
Y ya no puedo negar la cordura que no siento
pues de abrojos voy muriendo entre tu pueblo y mi lar.

Porque el necio palpitar ya fenece en el olvido
cual si me fuera prohibido el milagro que no llega.
Y hasta de noche me niega tu recuerdo tan sufrido,
pues de ti nunca he vencido el orgullo que doblega.

Voy a morir de tristeza si no vuelves amor mío.
Seré el arroyo baldío que nunca llegó a la mar.
Que nunca pudo llenar aquel estanque vacío.
Ese camino sombrío, entre tu pueblo y mi lar.

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