Siento morirme de angustias devorado por los celos,
cual un ciego desdichado que su camino no ve.
Cual un ave mal herida que desciende de los cielos,
o el caminante extraviado que va perdiendo la fe.
Voy de amores perturbado por tu cariño sediento,
cual las ráfagas de un viento que aúlla su trasegar.
Y ya no puedo negar la cordura que no siento
pues de abrojos voy muriendo entre tu pueblo y mi lar.
Porque el necio palpitar ya fenece en el olvido
cual si me fuera prohibido el milagro que no llega.
Y hasta de noche me niega tu recuerdo tan sufrido,
pues de ti nunca he vencido el orgullo que doblega.
Voy a morir de tristeza si no vuelves amor mío.
Seré el arroyo baldío que nunca llegó a la mar.
Que nunca pudo llenar aquel estanque vacío.
Ese camino sombrío, entre tu pueblo y mi lar.

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