martes, 28 de octubre de 2014

Poema para un absurdo.


El aire huele a ti en nuestra fría alcoba.
Un clamor de recuerdos se percibe.
Con gesto displicente leo el diario que exhibe
noticias ya pasadas, cual una cosa nueva.

El canario protesta en la jaula cubierta.
No sabe si es de noche, tampoco si es de día.
Y el gato ruñe ansioso tras de la celosía,
muy atento a la puerta que se ha quedado abierta.

Sobre la mesa yace en mustia propaganda,
las llaves de mi auto, los tickets de un concierto.
Y un par de rosas secas junto mí a fiel bufanda,
cual los testigos mudos de que un amor ha muerto.

El aire te recuerda con su lúgubre aullido.
Tenaz y pesaroso como el recuerdo mismo.
Yo seguiré aguardando aunque ayer te hayas ido,
aunque la absurda espera, me hunda en un abismo.

                                                                       

viernes, 24 de octubre de 2014

Poema de la noche insomne.


Ya es noche, y el insomnio me invade
con su alucinante sensación de vacío.
Y la pared refleja tu retrato sombrío,
con esa pose adusta que persuade.

Afuera en la arboleda la lluvia coquetea
entre las ramas blondas del milenario sauce.
Y en el brillo de luz que zigzaguea
el relámpago aletea y en sus gotas se trasluce.

Y yo sigo despierto, sobre un lecho que añora,
entre mil cosas vanas, tu vital compañía.
Más pasará esta noche y volverá otro día,
con las mismas visiones que me acosan ahora.

Ya van a dar las seis, y otra vez amanece
y mis ojos cansados comienzan a cerrarse.
Soñaré con tus labios, y quizás vuelva a darse,
que abrazando la almohada nuevamente te bese.

jueves, 23 de octubre de 2014

Visión.



En una playa serena
donde la luna reposa,
se ve llorar a una diosa,
se ve flotar una pena.

Sobre las olas remotas
navega una barca umbría,
con tu alma y con la mía
llevando las velas rotas.

Vuela una blanca gaviota
con el pecho destrozado,
y en su nido abandonado
sufre el amor su derrota.

Cuánto dolor se denota
en la quietud de aquel monte
que se vislumbra en la ignota
beatitud del horizonte.

Y la Diosa. ¿Era real?
¿O acaso fue un espejismo?
No, yo vi su cuerpo allí mismo,
entre la espuma y la sal.


martes, 21 de octubre de 2014

Poema del desatino.



Amor, apenas sé quién soy.
Y he aquí que vengo a suplicarte.
De nuestro ayer hablarte,
porque perdido voy.

Sin ti lo estoy, y siento miedo.
Siento la culpa que me aplasta.
Y aunque pedir perdón no basta,
vivir sin ti, tampoco puedo.

¡Qué loco aquél desatino!
Qué lacerante tu desamor.
Ahora solo degusto el vino.
El vino amargo de un error.

Y eme aquí con mi tremor
ponzoñoso y negro cual las noches.
Las agrias noches de mil reproches,
las frías noches de mi dolor.

Y ahora que mi alma gime.
Que la pena es mi blasón,
ningún consuelo me redime.
Solo el consuelo de tu perdón.

Perdón por lastimar tu vida
sin que lo justifique la razón.
Perdón por hacerle una herida
a tu noble corazón.

Yo soy un loco enajenado
que va cayendo en un abismo.
Tal vez huyendo de sí mismo,
por no enfrentar a su pasado.

Y hoy que me acusa la conciencia
al reprochar mi absurdo desatino,
acepto al final de mi camino,
la bien ganada penitencia.




domingo, 19 de octubre de 2014

Poema de la espera.



                 Cual río indomable trasciendes mis venas.
                 Cual mar temerario, idílico y loco
                 me envuelven tus olas formando galenas,
                 en las playas vírgenes donde yo te evoco.

                 Cual un sol de Enero que rompe la bruma,
                 las gélidas tardes de mi invierno hostil.
                 Así tu recuerdo mi noche perfuma
                 con ese arrebato de amor infantil.

                 Como el viento austero oculto en la sombra.
                 Que llega y que arrasa como un vendaval.
                 Así es la pasión que mi celo encumbra
                 aunque tú me quieras, con tu amor banal.

                 Pero un día triste no habrás de aguantarte
                 esa sed de amores que nadie calmó.
                Yo estaré aguardando, tan solo por darte,
                el mar de pasiones que nadie te dio.

                                                 



miércoles, 15 de octubre de 2014

El grial de mi dolor.

                                       

            

Amor que entre placeres vas y vienes,
envuelto en encajes de candor.
Altivo y voraz. ¡Ingenuo cuando quieres!
Amparo y refugio del dolor.

Amor, Amor, cuántos te buscan
entre cantos y llantos confundido.
Delicia voluptuosa donde mezclan
el amargo veneno del olvido.

Amor que abandonaste mi refugio,
dejándome en el alma tanto frió;
con tu partida cruel nació un adagio,
y un invierno de dolor en el estío.

Yo quise retenerte… amor avieso,
ofrendándote mi amor limpio y sincero.
Fue poco para ti; y hoy lo confieso.
¡Ya no puedo quererte! ¡Ya no puedo!

Hoy levanto mi copa y miro al cielo,
el cáliz de mi pena he consumido.
De un sorbo me bebí todo el veneno;
tú quedaste detrás... en el olvido.



Odas al deseo.

 


Cuál dos Gladiadores tus labios y los míos,
batallan fieramente en la cumbre de un beso.
No cesan ni claudican, en el combate impío.
¡Es el lenguaje ardiente del poseso! 

Bajo mi pecho vibra tu carne lacerada,
oigo el gemido de tus labios candorosos,
y tus senos, rígidos y hermosos,
se hunden de placer contra la almohada.

El ansia de mi cuerpo sobre el tuyo
busca sin freno tu savia más ardiente.
Y mi voz que se quiebra en un murmullo...
Siento perlada de sudor tu frente.

Tus manos alocadas a mi espalda
me dejan en la piel hondo flagelo,
mientras mudas y esparcidas por el suelo
reposan mi camisa con tu falda.

Odas de amor navegan en el viento,
nexo y placer de estar enamorados,
cuerpos vibrantes que flotan extasiados,
sobre sábanas blancas… sin aliento.

Elegía del recuerdo amargo.

Me toca el corazón si te recuerdo.
Aún está sangrante la dolorosa herida.
Sentimiento ineluctable que resguardo,
y que de alguna forma consumirá mi vida.

Y te evoco en el silencio del vacío,
en el espacio del lecho abandonado.
Te evoco cada noche, y solo siento frío,
al escuchar el eco de un lamento enajenado.

Muerdo el calor salado de una lágrima ardiente.
Y un sollozo desgarra mi soledad sombría.
Y si no vuelvo a amarte, será probablemente,
 la causa de mis males, tu absurda cobardía.

Me toca el corazón si te recuerdo.
Y su latir evoca un amor ya lejano.
Aquella llamarada tan solo es un rescoldo,
la huella de un anillo que se tatuó en la mano.



martes, 14 de octubre de 2014

Tan solo quiero.

Te voy a arrebatar un beso
para que jamás lo olvide.
Un beso que quede preso,
y en el corazón anide.

Un beso que suba al cielo
con sus alas la ilusión
que me bese el corazón
con su candor y su anhelo.

Un beso tan solo quiero,
 para que siempre me bese.
Ese beso que enardece
con su besar, dulce y fiero.

Un beso de primavera,
tierno cual brote primero.
Un beso por el que muero.
Solo ese beso quisiera.

Te voy a arrebatar un sueño
para perderme en tus noches.
Y aunque después me reproches,
por una noche seré tu dueño.

Porque contigo anhelo estar.
Morar junto a tu ser,
y aunque me olvides mujer,
yo no podría olvidar.


lunes, 13 de octubre de 2014

Bajo la encina.



Bajo la encina tendí una manta.
La fresca sombra nos cobijaba.
Desnuda estaba la hermosa Arminta
y con sus senos me acariciaba.

Junté unas flores de azahar
que hallé brotando de las montañas,
y en su cabello formé marañas,
y al blanco cuello prendí un collar.

Que ruborosa la encina aquella.
Con su ramaje batía palmas,
mirando a Arminta lucir tan bella,
y ver amándose aquellas almas.

Bajo la encina surgió un anhelo.
Bajo mi cuerpo su cuerpo estaba.
Mientras la encina se balanceaba,
su copa verde miraba al cielo.

sábado, 11 de octubre de 2014

Carta a una mujer prohibida.

Hoy te vi pasar, con tu mirada risueña.
Y sentí un deseo loco de retenerte.
Pensar que solo ayer fuiste mi suerte,
de mi corazón la lleve. Mi única dueña.

Y hoy, ese ayer tiene un sabor a distancia,
aunque a veces en sueños puedo abrazarte,
con esa pasión de amante, con que solía besarte,
hasta arrancarte una parte de tu fragancia.

Y qué locos aquellos días, cuando tú te divertías
al ver que me ocultaba tras la tupida enredadera.
Debí saciar a tu perro, de las cosas que prohibías,
para que no ladrara cuando me viera.

No sabes cuánto te añoro, y cuánto diera
por una sola noche de aquel calvario.
Aunque tu perro, al no recordarme me mordiera.
Y aunque la enredadera me tatuara un sudario.

Hoy te vi pasar y no pude decirte adiós.
Y al recuerdo de nuestro amor, quemó su fuego.
Y así, como si lo dijéramos los dos,
en un susurro brotó mi voz,
para decir un hasta luego.



Dilo por mi.

Me enamoré, qué voy a hacer.
Dime si debo olvidarte.
Solo pienso en abrazarte.
Solo tus labios morder.

Qué puedo hacer con mi deseo.
Por tu amor soy casi nada.
Gime el alma alborozada  
cuando te veo.

Me enamoré poco a poco
como el sol, de la mañana.
Como la torre de la campana,
como se enamora un loco.

Y qué gozo y qué dolor,
cuando la razón increpa.
Y aunque te ame con temor
ya muero porque se sepa.

Y muero porque me ames
con un amor verdadero.
Un amor grande y sincero,
que por la calle proclames.



jueves, 9 de octubre de 2014

Sueños de mi infancia.

Allá en el tiempo, allá por la distancia,
donde se oculta el sol tras una nube,
se forjó la bella historia donde tuve,
un gran amor de loca infancia.

Fulgir cual un lucero fue su oficio,
y mis ojos su luz encandilaba.
Yo gritaba en silencio que la amaba,
y ella, en silencio me daba su desprecio.

Pasaron tantos años presurosos,
y una mañana, le vi llegar de prisa.
Y vi el asombro en su lánguida sonrisa,
y un negro velo en sus ojos candorosos.

Me contó en un instante de su vida.
Tantos amores que nunca regresaron.
Rumbos lejanos y puntos de partida.
Caminos largos que nunca transitaron.

Tras sus palabras, guardé un silencio frío.
¿Por qué dolía aquella historia loca?
Por qué importaba, si nunca fueron míos,
los voluptuosos contornos de su boca.

Y esa mañana, perdieron su fragancia,
las esperanzas de mi pasión tardía.
Yo la amé tanto, y la amo todavía,

con esos sueños nacidos en la infancia.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Que nadie me diga.


Que nadie me diga en el mundo lo que debo hacer.
Que ame tan solo en la vida, a una mujer.
Que debo seguir el camino que otro siguió.
Porque ese, que vivió su vida; Ese no soy yo.

Que nadie me ponga las pautas que debo seguir.
Que no beba vino derramado, si quiero vivir.
Que no cuente nunca a la gente lo que me pasó.
Porque fueron malos consejos, los que siempre dio.

Que no entre a un burdel en la noche, ni pague licor.
Que no ponga sobre una tumba, tan solo una flor.
Que no ría como un fantoche. Como un vividor.
Porque esas costumbres paganas, solo traen dolor.

Pero nadie sabe en mi vida lo que quiero hacer.
Pues solo persigo la sombra de mi propio ser.
Pues solo transito el camino que me pareció.
Pues solo yo vivo una vida. ¡La que quiero yo!

 


Dile así.


Amigo mío, no le digas que me has visto.
No digas que aún la llevo como un tatuaje.
Ella se olvidó de mí, al iniciar aquel viaje.
Mejor dile por favor, que ya no existo.

Dile amigo una mentira. Esa sola por favor.
Que no sepa que el dolor sigue mis pasos.
Amarla fue mi fracaso. Mi gran error.
Por eso es mi dolor soñar sus brazos.

Dile así como te pido, por favor amigo mío.
Pues ella fue mi locura. Un sueño incierto.
Entonces miéntele así. Dile que he muerto.
Que sin ella fui una noche, en el estío.
 
 

Así como tú quieres.


Te dejaré ser lo que tú quieres.
Si sueñas con volar, te doy un cielo.
Más no digas adiós porque me hieres.
Decir adiós condenará un anhelo.

Te dejaré mentir y diré que te creo.
Y si llegas a odiarme, te adoraré por eso.
Más no digas te amo si finges en el beso.
Será la otra cárcel de un condenado reo.

Te dejaré mirarme con los ojos cerrados,
y diré que me miras con ternura.
Más quédate conmigo sin premura,
no me vuelvas de amor un desterrado.

Te dejaré callar, aunque quiera escucharte
la banal confesión de un fugaz yo te amo.
Porque puedo jurarte que si tú amor reclamo,
es porque nunca nadie sabrá cómo adorarte.
 

 


Perdóneme señora.


Señora, perdone usted mi osado atrevimiento,
pero al llevar un perfume seductor,
ha dejado en el aire su candor,
enzarzado en una ráfaga de viento.

Perdóneme usted señora mía,
no me condene por aquel resentimiento.
Quizás influye más dirección del viento.
Por eso no me culpe todavía.

A veces en la vida una impresión nos pasa
cuál día indiferente de un Enero.
Como en el día triste en que murió una rosa,
por un fatal descuido del torpe jardinero.

Y no es que la pretenda, así, en un momento.
Pero existen las cosas que tal vez no entendamos.
Como el aroma suave que me llegó en el viento.
Cómo ésta estrecha calle, que nunca transitamos.
 
 


La Luna pasa.



La luna quiebra la fría noche
con su collar de perlas blancas.
Va por el parque con su derroche
de luces tenues sobre las bancas.

Llega y se posa sobre la fuente
y sonriendo toda mimosa,
mueve sus alas de mariposa
en el reflejo del sol poniente.

Cruza la luna sobre mi casa
se filtra toda por la ventana.
Luego se escurre por la sabana,
diciendo quedo... la noche pasa.

                                          


domingo, 5 de octubre de 2014

Elegía de un amor tardío.


Hoy tu amor ha regresado en pos de un alma muerta,
con pretensiones vanas, y una pasión tardía.
Más hallará silencios en la alcoba desierta,
y los blanqueados huesos de la esperanza mía.

Y hallará viejas cosas, y el fantasma de ayer
tatuado a los endebles recuerdos del pasado.
Mi amor murió en la aurora de algún amanecer,
sufriendo en penumbras por tu amor abandonado.

Y ahora que pretendes, renacer un ensueño,
como el tardío brote retoñando a destiempo,
no le verás ahora como le viste antaño,
pues a tus ojos ciegos, fue vano pasatiempo.

Y buscarás la excusa para lavar tu afrenta,
con vanos argumentos de tu pasión ya mustia.
Y estará bien cerrada para siempre esa puerta,

con cerrojos de llanto, de tristeza y angustia. 

Suplicas de amor.


Déjame beber en tu pasión el beso.
Así como la hoja se quema en una hoguera.
No será tibio el beso, ni una flama cualquiera,
si me dejas beber de tu dulce embeleso.

Yo quiero ser el trino del ave que reposa,
entre las ramas verdes cantándole a un ensueño.
Y en un mágico idilio soñar que soy el dueño,
De tus besos de fuego y tus labios de rosa.

Y si una sola queja brotara de tus ojos
y languidece el beso, el fuego y la pasión,
arrebatadamente suplicare de hinojos
como lo haría un niño implorando perdón.

Y así como la espuma que en la arena resbala,
con ese empuje suave, amable y persistente,
yo seré para ti con este amor ardiente,
como esa ola nueva que a tu playa recala.
 
 
 

Quédate.


Quédate ésta vez. Por qué partir.
La vida es tan corta, y tú, con tanta prisa.
Quédate amor y dame una sonrisa.
para que yo pueda revivir.

Quédate y alúmbrame la noche.
La luz de tus ojos rebosará mi vida.
Retarda por piedad la despedida,
te juro que no haré ningún reproche.

Es poco amor lo que yo pido.
Y tú, tan poco que me das.
Dime entonces amor por qué te vas,
si tanto dolor por ti he sufrido.

El tiempo pasará con su tormento,
de horas pausadas y amargura.
Por eso escucha de mi el lamento,
y arrójame en los brazos tu premura.


Poema de la esperanza.


Si acaso por el camino tú la llegaras a ver,
no le digas que regrese, si ella no quiere volver.
No le cuentes mi dolor ni la angustia de mi ser,
porque quizás simplemente, ella no querrá volver.

La he llorado tantas noches, siempre hasta el amanecer,
que ya digo simplemente. ¡Jamás ella ha de volver!
Por las sendas de mi alma están sus huellas de ayer.
Huellas que nunca he borrado, por si acaso ha de volver.

Y tantos días y noches yo sueño volverla a ver.
¡Para que me de alegría y traiga luz a mi ser!
Pero ésta esperanza mía, la que se ha marchado ayer,
esa esperanza tardía... tampoco habrá de volver.
 
 
 


Ella me vio.


Ayer la vi pasar entre la gente.
Iba del brazo de otro que reía.
Pensé haberla olvidado, y todavía,
estaba en mis recuerdos; Simplemente.
                       
Algo extraño sacudió mi gallardía,
fue como un grito rebelde, incontrolable.
Ella me vio, y fingiendo ser amable
esbozó una sonrisa de alegría.
                      
No, aún no la olvido.
Y a pesar del tiempo transcurrido
renace en las sombras del pasado.
Porque así como ella no me olvida,
Así... tampoco la he olvidado.




Yo soy la poesía.


Cuando quieras liberarte de tu algia
constrúyeme un castillo sin quimeras.
Acúname en tus brazos cuanto quieras,
pero bésame el alma sin nostalgia.

Yo he de llevarte complacida al cielo
vistiendo de colores mi cadencia.
Y allí gemirá de placer mi esencia,
batiendo alas por remontar el vuelo.

Préñame con tus ansias y clamores.
Hazme el amor con toda tu energía.
Y al beber de tu sabia la osadía,
en un jardín de luz daré mis flores.

Luego verás que se ilumina el cielo
y pariré un poema a pleno día.
Yo soy tu pensamiento, soy tu anhelo. 
Yo soy entre tus letras... poesía.