viernes, 5 de septiembre de 2014

Vista de la publicación de la revista "Enlaces Magazine" dando cobertura a una de las actividades planificadas por "La Tertulia Society" dirigida por el reconocido caricaturista colombiano Rodrigo Lasso.

El grial de mi dolor. 

Amor que entre placeres vas y vienes,
envuelto en encajes de candor.
Altivo y voraz. ¡Ingenuo cuando quieres!
Amparo y refugio del dolor.

Amor, Amor, cuántos te buscan
entre cantos y llantos confundido.
Delicia voluptuosa donde mezclan
el amargo veneno del olvido.

Amor que abandonaste mi refugio,
dejándome en el alma tanto frió;
con tu partida cruel nació un adagio,
y un invierno de dolor en el estío.

Yo quise retenerte… amor avieso,
ofrendándote mi amor limpio y sincero.
Fue poco para ti; y hoy lo confieso.
¡Ya no puedo quererte! ¡Ya no puedo!

Hoy levanto mi copa y miro al cielo,
el cáliz de mi pena he consumido.
De un sorbo me bebí todo el veneno;
tú quedaste detrás... en el olvido.



Publicación del periódico The News Press, marzo 24/2006. Fort Myers Florida, United States of America.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Llévame contigo.


Llévame contigo, allá, donde tú quieras,
si en tus labios me ofreces el vívido candor.
Yo beberé en tu fuente ensueños y quimeras,
hasta la última gota... como un buen bebedor.

Llévame en tus brazos a lo alto del cielo,
a la cumbre de un sueño para no despertar.
Y bésame los labios en el último vuelo,
y entre tus blondas alas enséñame a besar.

Llévame a tu jardín a embriagarme en tus rosas,
a libar en el néctar que emane de tu flor.
Y abrazaré en el alma con ternura las cosas,
esas cosas sublimes que nacen del amor.

martes, 2 de septiembre de 2014

Poema del adiós a media noche.


Te voy a dar mis versos en la abrupta partida,
y cual ladrón furtivo que acecha a media noche,
me marcharé en silencio como el vulgar fantoche,
porque no quiero verte llorar mi despedida.

Sufriendo ha de quedar la desolada vida,
que no ha de conformarse, así completamente.
Y aunque pasen los años de un modo indiferente
así de vez en cuando nos sangrará la herida.

Qué trágico un adiós en fría madrugada.
El corazón fenece cual si fuese una rosa
que va deshojando su pujanza impetuosa
ante el filo implacable de la cruel puñalada.

Por eso no digo adiós en esta madrugada
Ya no resistiría tu llanto en la partida.
Mis versos son mi adiós en ésta despedida.

Por ti no digo adiós. Por mí, no digo nada.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Soneto a la dama ilustre.


Ella viste lino rojo, y una sombrilla en la mano.
Y al cruzar por Alcalá, junto a unos chavales moros,
le recuerdan sus piruetas cómo se lidian los toros,
allí, sobre la glorieta, con su amanecer temprano.

Airosa la dama cruza, va rumbo de la Cibeles.
¡Ay dolor del alma mía! ¡Qué guapa la ilustre dama!
Mi corazón se estremece y en el pecho se derrama,
viéndola rociar del agua un manojo de claveles.

La fuente tiene sus luces y le iluminan la cara.
Los surtidores le bañan su sonrisa nacarada,
y el brillo de sus aretes, y las perlas de su tiara.

Y yo la miro extasiado, con el alma embelesada.
Pero ella mira la fuente, como si yo no importara.
¡Ay madre mía del alma! ¡Si de mí se enamorara! 

Censura.


¡Deténgase el jurado en el intento!
Mi verso fue elegido por las musas.
Juzgarlo requiere gran talento,
y no las ambiguas y confusas.

Mi verso nació de sentimiento,
con fibras del alma y conjeturas.
Mi verso es el rígido cimiento,
que eleva el corazón a las alturas.

No dicten impúdicas condenas,
ni le encierren en lúgubre aposento,
porque mi verso ha roto sus cadenas
¡Y vuela libremente como el viento!

Banal intento.

Podría desdibujar en la noche su beso.
Decir que muerde el alma sin piedad ni reparo,
las huellas de sus labios cual moribundo amparo,
y el clamor de mi angustia que se ha tornado un rezo.

Podré decir mil veces sin respirar su nombre.
Retenerlo en mi aliento y esconderlo en el pecho.
Y en las sábanas blancas de otro cálido lecho,
sepultar los recuerdos y mis quimeras de hombre.

Y podría decirle que sin su voz yo muero.
Y que asido a la sombra de su figura vivo.
Y que en las noches lloro por mi dolor cautivo,
envuelto en la tiniebla de incierto derrotero.

¡Cuántas cosas haría..! Quizás volverme huraño.
Más no puedo engañarme y al corazón mentirle. 
Mi corazón lo sabe, no podría fingirle          
como si fuese ajeno, como si fuese extraño.


Más quizás locamente y en un banal intento,
desgarre de mi pecho su amor tan desmedido,
lanzándole a los vientos y en su clamor fundido,
mirar cómo se aleja… mi vida en un lamento.