Allá en el tiempo,
allá por la distancia,
donde se oculta el
sol tras una nube,
se forjó la bella
historia donde tuve,
un gran amor de loca
infancia.
Fulgir cual un lucero
fue su oficio,
y mis ojos su luz
encandilaba.
Yo gritaba en
silencio que la amaba,
y ella, en silencio
me daba su desprecio.
Pasaron tantos años
presurosos,
y una mañana, le vi
llegar de prisa.
Y vi el asombro en su
lánguida sonrisa,
y un negro velo en
sus ojos candorosos.
Me contó en un
instante de su vida.
Tantos amores que
nunca regresaron.
Rumbos lejanos y
puntos de partida.
Caminos largos que
nunca transitaron.
Tras sus palabras,
guardé un silencio frío.
¿Por qué dolía
aquella historia loca?
Por qué importaba, si
nunca fueron míos,
los voluptuosos
contornos de su boca.
Y esa mañana,
perdieron su fragancia,
las esperanzas de mi
pasión tardía.
Yo la amé tanto, y la
amo todavía,
con esos sueños
nacidos en la infancia.
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