martes, 28 de octubre de 2014

Poema para un absurdo.


El aire huele a ti en nuestra fría alcoba.
Un clamor de recuerdos se percibe.
Con gesto displicente leo el diario que exhibe
noticias ya pasadas, cual una cosa nueva.

El canario protesta en la jaula cubierta.
No sabe si es de noche, tampoco si es de día.
Y el gato ruñe ansioso tras de la celosía,
muy atento a la puerta que se ha quedado abierta.

Sobre la mesa yace en mustia propaganda,
las llaves de mi auto, los tickets de un concierto.
Y un par de rosas secas junto mí a fiel bufanda,
cual los testigos mudos de que un amor ha muerto.

El aire te recuerda con su lúgubre aullido.
Tenaz y pesaroso como el recuerdo mismo.
Yo seguiré aguardando aunque ayer te hayas ido,
aunque la absurda espera, me hunda en un abismo.

                                                                       

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