Cual río indomable trasciendes mis venas.
Cual mar temerario, idílico y loco
me envuelven tus
olas formando galenas,
en las playas vírgenes
donde yo te evoco.
Cual un sol de
Enero que rompe la bruma,
las gélidas tardes
de mi invierno hostil.
Así tu
recuerdo mi noche perfuma
con ese
arrebato de amor infantil.
Como el viento
austero oculto en la sombra.
Que llega y
que arrasa como un vendaval.
Así es la pasión
que mi celo encumbra
aunque tú me
quieras, con tu amor banal.
Pero un día
triste no habrás de aguantarte
esa sed de
amores que nadie calmó.
Yo estaré aguardando,
tan solo por darte,
el mar de
pasiones que nadie te dio.
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