Si acaso por el camino tú la llegaras a ver,
no le digas que regrese, si ella no quiere volver.
No le cuentes mi dolor ni la angustia de mi ser,
porque quizás simplemente, ella no querrá volver.
La he llorado tantas noches, siempre hasta el
amanecer,
que ya digo simplemente. ¡Jamás ella ha de volver!
Por las sendas de mi alma están sus huellas de ayer.
Huellas que nunca he borrado, por si acaso ha de
volver.
Y tantos días y noches yo sueño volverla a ver.
¡Para que me de alegría y traiga luz a mi ser!
Pero ésta esperanza mía, la que se ha marchado ayer,
esa esperanza tardía... tampoco habrá de volver.

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