martes, 21 de octubre de 2014

Poema del desatino.



Amor, apenas sé quién soy.
Y he aquí que vengo a suplicarte.
De nuestro ayer hablarte,
porque perdido voy.

Sin ti lo estoy, y siento miedo.
Siento la culpa que me aplasta.
Y aunque pedir perdón no basta,
vivir sin ti, tampoco puedo.

¡Qué loco aquél desatino!
Qué lacerante tu desamor.
Ahora solo degusto el vino.
El vino amargo de un error.

Y eme aquí con mi tremor
ponzoñoso y negro cual las noches.
Las agrias noches de mil reproches,
las frías noches de mi dolor.

Y ahora que mi alma gime.
Que la pena es mi blasón,
ningún consuelo me redime.
Solo el consuelo de tu perdón.

Perdón por lastimar tu vida
sin que lo justifique la razón.
Perdón por hacerle una herida
a tu noble corazón.

Yo soy un loco enajenado
que va cayendo en un abismo.
Tal vez huyendo de sí mismo,
por no enfrentar a su pasado.

Y hoy que me acusa la conciencia
al reprochar mi absurdo desatino,
acepto al final de mi camino,
la bien ganada penitencia.




No hay comentarios:

Publicar un comentario