domingo, 17 de mayo de 2015

Golondrina viajera.




Golondrina viajera.




Hoy llegan a mi alcoba los fatales recuerdos,
cabalgando los grises corceles del martirio.
Y ungidas de reproche, de ansiedad y delirio,
las húmedas huellas de tus labios, cual heraldos.

Suben en torrentes los demonios alocados
entre febriles risas y lágrimas envueltos.
con esas sombras negras de ponzoñosos dardos
a envenenarme el alma, los despiadados muertos.

Quedó atado al recuerdo la pasión que me diste.
Fue aquél mortal veneno que bebí de tu boca.
Y esa inútil esperanza, esa esperanza loca,
que muriera en el sueño que sin piedad mataste.

Oh mujer de mis sueños, de mi dolor nefasto,
de mis lágrimas tristes cual pétalos sombríos.
Cuántas noches amargas en mi clamor infausto,
pronunciaba tu nombre tachonado de hastíos.

Y tal vez una noche cuando ya sea tarde,
tocarás a la puerta de mi alcoba desierta.
Y sufrirás entonces porque la hoguera no arde.
Será una hoguera fría. Será una hoguera muerta.

Solo tendrás despojos de un amor verdadero,
golondrina sin nido, golondrina viajera.
Pues seré para entonces un rumor pasajero
en la penumbra vaga de una alcoba cualquiera.

Y a tus calladas noches, volverán los recuerdos,
cual marginadas pompas, a ceñir la añoranza.
Y entonces golondrina, morirán los heraldos,
en la inútil y magra, migaja de esperanza.




2015.


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